Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos. Jorge Luis Borges
jueves, octubre 16, 2014
Cristal de roca
Le dijeron que solo
los nativos formaban parte del ritual, la advertencia inicial fue tenue e
indefinida, después, cuando lo confinaron, se convirtió en clara y nítida. La
amenaza final tomó forma de mazmorra, el lugar donde lo aislaron rezumaba
humedad y era tan pequeño como un armario; sin armadura ni jubón, casi desnudo,
se acurrucaba solo en la oscuridad. La certeza de que el día vendría acompañado
de todos estos grises hombres acentuaba su desasosiego. Su temor se
incrementaba al acercarse el alba. El nuevo día traería a los sacerdotes y al
puñal que rasgaría su pecho para mostrar a la muchedumbre su corazón moribundo.
La luz, el sol, el destello del cristal de roca, la roja sangre, el sacrificio.
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