Te sepulté, ¿y ahora?
No tengo nada preparado, los días se dejarán venir sin tregua y los dejaré pasar sin ruido, no tengo nada preparado.
¿Qué hacer con el baúl de los recuerdos? Ahí está tu cuarzo rosa, el amoroso; tu cámara Minolta, la hacedora de instantes; el lazo de ‘Respingo’, tu caballo de niña. ¿Qué hacer con esas cosas que sólo significan con tu presencia?
Ayer me dije -¡cálmate!- y salí a caminar por las aceras.
Mi mano, infructuosa, buscó la tuya en algún lado; mi hombro se perdió al no encontrar la dirección marcada por el tuyo; abrí la puerta del pequeño café, invariable, y no pasaste junto a mí, ¿a quién espero?
De vuelta, sin encontrar aún tu mano el camino se hizo diferente, giré antes del destino y me encontré en un lugar extraño, un laberinto, a sólo cuatro calles del terruño.
Ahogado y sin resuello llegué al hogar y me tumbé en la cama, llanura inverosímil que perdió las cordilleras de tu cuerpo, a esperar la luz, al día, que será oscuro sin tus besos.
Te sepulté, ¿y ahora?
Arturo Herrera ©
3 comentarios:
No manches pinche carnalito, te pasas...esta chingonometrico...me cae que si chille!!!!
mmmh solo esperar a que amainen las aguas de la inquietud.
Y seguir listos y armados para la siguiente musa en cuestion.
ya de plano si no se puede: bueno... la opcion de ahogar las penas con alcohol siempre son a veces terapeuticas.
ya despues adios y tan tan.
un abrazo arturo.
ah por cierto...
la direccion de el evangelio es ya:
http://dimensiontawer.blogspot.com
grax de nuevo
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