jueves, octubre 16, 2014

Cristal de roca

Le dijeron que solo los nativos formaban parte del ritual, la advertencia inicial fue tenue e indefinida, después, cuando lo confinaron, se convirtió en clara y nítida. La amenaza final tomó forma de mazmorra, el lugar donde lo aislaron rezumaba humedad y era tan pequeño como un armario; sin armadura ni jubón, casi desnudo, se acurrucaba solo en la oscuridad. La certeza de que el día vendría acompañado de todos estos grises hombres acentuaba su desasosiego. Su temor se incrementaba al acercarse el alba. El nuevo día traería a los sacerdotes y al puñal que rasgaría su pecho para mostrar a la muchedumbre su corazón moribundo. La luz, el sol, el destello del cristal de roca, la roja sangre, el sacrificio.