viernes, diciembre 28, 2007

Azul


El azar camina lentamente y alcanza siempre a las almas intranquilas, se desenvuelve y sale; cambia las circunstancias, se acumula, rueda y se agiganta, así causa la hendidura, fragmenta la inercia, estalla en miles de piezas. Al despertar entendí.


La vivienda era azul, de un azul resplandeciente, la luz se filtraba desde una abertura en la techumbre cubierta de cristales disímiles que hacían difícil calcular su medida. Me sentía atrapada.


¿Y la rueda blanca? Trataba de pensar y las imágenes se negaban a aparecer, libre de ideas la duda dejaba de existir.


Llegué hasta la barranca, me señalaban en la lejanía alguna entidad que percibía débilmente hasta que la vi, espantaba la ausencia de líneas, una bruma gris que caminaba hacia mí.


Grité, grité hasta cansarme y fue inútil. El ente me tragaba entera y, para mi demencia, sin sufrir.


El azar camina lentamente y alcanza siempre a las almas intranquilas, se desenvuelve y sale; cambia las circunstancias, se acumula, rueda y se agiganta, así causa la hendidura, fragmenta la inercia, estalla en miles de piezas. Al despertar entendí.

Nunca más experimentaré pastillas circulares (nuevas substancias) sin amigas y en el retrete de un bar.


Arturo Herrera ©

* Ahora, la que falta es la letra “o”.

domingo, diciembre 16, 2007

Haiku


a

I

Mares desiertos
como en antaño arenas
agua sin dueño.

a

II

Rota del fondo

en algodón formada;

nube llorosa.

a

III

Luz estética

se detiene un instante;

zurdo colibrí.

a

IV

Piedra tezontle

del calor de la tierra

suave despiertas.

a

V

Sol que nace

arriba en el templo

piel desolada.

a

Arturo Herrera ©

a

martes, diciembre 04, 2007

A los cincuenta


x

Te ves al espejo y no reconoces

al extraño añoso que de ahí te observa,

tiene cierto parecido con la imagen

profunda que te representa

y que cumple a lo más;

veinte, treinta, cuarenta.

x

Te llama tu hijo

profiere inter-sex-iones

y adjetiva profano,

¿Dónde estás? Arcaico y decrépito paterno.

x

Está en prosa, prozac.

Está difícil, táfil.

x

Ves hacia abajo; apenas las uñas de los pies,

hacia arriba; y el cuello te molesta,

tus manos; que ya no son las tuyas,

de las parcas son:

deshilan, devanan y cortan los sentidos.

x

Observas y entornando descubres ya la luz

refulge divertida, invita al interior.

x

De nuevo,

la ventana de azogue te pregunta.

x

¿A dónde se fue el bíceps?

¿Y por qué ahora?

La protuberancia está al otro lado,

(protuberancia sí, no consistente)

que al agitar los brazos

el movimiento es contrario y pendulante.

x

¿A dónde las antífonas?

En su tiempo admiradas

pasaron a escondidas

al frente de tu cuerpo

¿Cuándo? Te preguntas,

el atractivo posterior,

adjetivo sombreado y

sustantivo cónico,

se convirtió en hyper_bola ecológica.

x

¿A dónde los muslos?

Ciclista abandonado.

¿Cómo? ¡Por Zeus!,

pasaron hasta el cuello

transformándose así en papada cultural

sólo alcanzada tras cien lecturas o más.

x

¿Y los ojos, dónde?

Que al menos necesitan

tres aumentos distintos:

para encontrar tu mundo,

para encontrar tu cama,

para encontrar tu sitio.

x

¿Y la estupidez?

Después de tanto usarla

deshecha, en jirones,

rota y recocida.

Esa, mi amigo,

si hiciste la tarea;

se fue alejando al tranco,

se fue alejando al tranco.

x

Saludos

Arturo Herrera ©