miércoles, noviembre 29, 2006

Si pienso en el pasado (fragmento final).

…De nuevo encuentro belleza y la disfruto, encuentro cariño y me entrego, en ocasiones disoluto, doy y recibo que es la marea del alma y del amor; cambio espejos brillantes por sonrisas cálidas.

Busco amor, de todo me burlo un poco e invoco a los eternos:

He cometido el peor de los pecados que un hombre puede cometer. No he sido feliz… (Borges).

-Pues bien, yo necesito decirte que te quiero, decirte que te adoro… (Acuña).

-Puedo escribir los versos más tristes esta noche, escribir, por ejemplo, la noche está estrellada y… (Neruda).

O sea, resumiendo estoy jodido y radiante, quizá más lo primero que lo segundo y también, viceversa… (Benedetti).

Pasan los años, lentos y clementes.

Amores como torrentes tumultuosos o como meandros suaves que endulzan el sentido; son exactos empiezan y terminan justo en su momento.

Me encuentro divertido y lo muestro en el discurso.

Me devolví a la vida y al estudio, reencuentro a Faulkner, el amor en los tiempos de García, disfruto el dulce café de Mahfuz, retomo a Huxley, a Rulfo, a Arreola, duermo con historias de Taibo II, Borges me conmueve, Cortazar me deslumbra, Jardiel e Ibarguengoitia me desternillan, hay nuevas y nuevas historias, todas las posibles las encontraré y las que no…

¿Acaso el tiempo es infinito?
No, el tiempo pasa.
El tiempo pasa y cura, el tiempo y para mí escribir.

Escribir desde dentro y sin reparos, me encuentro solo pero no en el desamparo y escribo prosa y versos que de ser, son de humor escéptico, amor de dentro y risa intrigante y misteriosa; descubro que el camino fue difícil y escarpado y ahora de bajada la planicie es bella, verde y luminosa.

ah

Si pienso en el pasado (fragmento).

... ...Decidí tomarme un descanso de la vida, tomé a Freud, a Fromm y hasta los arquetipos, me concentré en los mundos galileanos, fui a la luna en cohete vonbrauniano, encontré en el pársec la medida de mi pena.

Me mentí, me escondí, años de amor pequeño y nunca dije de mi muerte anticipada, del dolor de vivir y desde luego el amor se convirtió en congoja.

Otelo, Macbeth, Edipo, Romeo y su Julieta, tragedias todas, me encantaban, las buscaba; obras obscuras que no encontraban al final un buen destino y fui a Poe, a Hawthorne, a Magog, a Fausto, a Lovecraft; siempre regresaba a Lovecraft. Trataba de encontrar algo más oscuro y descubrí la Historia; nada más triste, mortal y oscuro que la Historia.

Me embarque en las aguas del cinismo al descubrir América, caminé por las calles de Micenas ya muerta, envenené a un faraón egipcio que pensaba que dios sólo hay uno, destruí por completo el ecosistema en Teotihuacan o fue en la selva Maya o en la isla de Pascua (no recuerdo), abrí la carta que ordenaba matar a cualquier templario que viviese en las inmediaciones, corrí dos culturas de mis tierras por creer que sus dioses no eran buenos, quemé mujeres en la hoguera por el solo hecho de pensar distinto (perdón, de pensar), entré al horno en Auschwitz donde se decía que el trabajo dignifica y sentí los rayos gama de Hiroshima, comí personas en los Andes, maté soldados en Vietnam y tiré la estatua de Saddam en Babilonia.

Era el paraíso, la bajeza y la estulticia reinaban en la Historia y yo con mi talante disfrutaba encontrar que los demás sufrían en todas las edades de la tierra…...

ah

sábado, noviembre 25, 2006

Ayer soñé




Ayer soñé que soñaba
que soñar ya no debía
en el sueño de la noche
para que no llegue el día.

Ayer soñé y soñando
me quedé dentro del sueño
para soñar despertar
y quedarse así sin dueño.

Ayer soñé que miraba
tu sueño dentro del mío
te soñaba seductora
el sueño no era sombrío.

Ayer soñé que dolía
y me quedé acurrucado
el día que al alba seguía
lo borre de mi pasado.

Ayer soñé que tu risa
me desvela por gozosa
y al cerrar los ojos, brisa
y al reír, soñar, hermosa.

Ayer soñé que crecía
en este ensoñar escrito
y al despertar yo sufría
por despertador maldito.



ah



 

jueves, noviembre 23, 2006

Cuando te perdí

Cuando te perdí, cuando te moriste, morí, morí mil veces.

Caminé años y años como idiota, un imbécil que camina en el centro del arroyo, un perro de la calle y descarnado.

Sabía que eras polvo, sabía de tu partida. El dolor y la rabia me impedían ver el mundo, me impedían morir, me impedían vivir.

Pasaron años, muchos, y con incontable ayuda renací.

Desperté a la vida, desperté al amor, pero no recordaba el camino hacia tu cuerpo. Tenía olvidado tu regazo, tu abrazo, tu mirada. Regresaba si ojos, sin oídos y sin piel.

Pasaron más años y la reconstrucción tomo su rumbo, me vestí de nuevo con una piel prestada, encontré oídos de los que dejan a los demás con las palabras y tomé los ojos de aquellos que ven sin ver a las personas.

Los cuerpos son los guantes de las almas, pueden ser de fiesta, ser de hilo, ser de piel o rudos y viejos para el trabajo, pero adentro, muy adentro, la mano no ha cambiado, la mano ha mejorado con trabajo, con amor, con calma. Y así.

Un día por la mañana te encontré, no eran los mismos ojos ni la misma boca, pero algo me decía que si los míos no eran los mismos, estos nuevos enmascaraban tu persona.

La risa era la misma y la voz clara y transparente, tus palabras llenas de luz y de cariños llegaban de nuevo para iluminarme.

Le hablé de tu (su) partida, le inventé palabras compartidas, le ame como se ama el bien perdido, le conté de ti (de ella); de como antes de verla la pensaba (te pensaba), de cómo antes de amarla ya la amaba (ya te amaba).

Y lo entendió sin prisa, sin deshonra; las almas afines, al final, se encuentran. No digo que gemelas porque ese es de las almas el trabajo.

Ahora al salir el sol la veo dormir y despertar sonriente, veo su negra cabellera con destellos de oro como el tuyo, sus negros ojos de obsidiana tienen los tintes verdes de los tuyos y su hermosa sonrisa mañanera, esa es suya y a ti te pertenece.

Te amo (la amo) y no te (la) olvido.

ah

martes, noviembre 21, 2006

Hoy me encontré con la tristeza.

Querida:

Hoy me encontré con la tristeza y no podía explicarla.

Hasta el día de ayer con los normales, pero nimios, momentos de decepción mi vida transcurre lenta y tranquila.

Los deberes y los gustos caminan paralelos lo que evita desordenes y molestias.

Te siento y te hablo a diario y eso aunque parece muy sencillo me decanta, determina mi proceder cansino y produce sutiles pero importantes cambios en mi comportamiento.

Las dificultades económicas dejaron de serlo hace mucho tiempo, como decía el maestro, deseo poco y eso que deseo poco lo deseo muy poco, entonces tampoco es motivo de disgusto.

Mi sueño y mi vigilia, estructurados, no producen aspavientos, caminan lentos y suaves sin motivos de alerta.

La enfermedad y yo hemos hecho un acuerdo, no mortifico demasiado al cuerpo y al espíritu (esa mi promesa) y ella no acomete ni requiere que realice perentoriamente una visita al médico (es la suya).

Vivo así, cómodamente, en la mortecina luz de mis recuerdos, de mis pocos deberes y mis muchos amores.

Agradezco al dios del cual hablabas; me permita leer, en ocasiones escribir, ver cine o escuchar música (en vivo o con los artilugios tecnológicos), caminar para visitar amigos (el bastón es más protección que necesidad) o que ellos tengan (y encuentren) suficiente fuerza para visitarme un par de veces cada año.

Pero hoy me encontré con la tristeza y no logré descubrir hasta muy tarde el porque de su aparición dolosa.

Hoy no pude atrapar sin ayuda tu recuerdo, recurrí al retrato que duerme junto al mío, al cuadro del pintor amigo que dibujaba tu alma y no tu efigie, a las caras de Brígida y Beatriz (nuestras pequeñas niñas) que son tu cara, tu ángel y tu sonrisa, al registro gráfico de nuestros pocos años que se encuentran todos en el antepecho del hogar, a la memoria no, por traicionera, que hasta hoy era mi confidente y era mi amiga.

Hoy fue el primer día desde hace treinta y cinco años, que te perdí en el parto, que requiero ayuda para recordar tu rostro.

sábado, noviembre 18, 2006

Página en blanco.

 

Hoy he estado frente a la página en blanco varias horas y no sé como decirte que te quiero.

Suena el teléfono y la idea genial que ya venía; se fue sin miramientos.

¿Es qué los banqueros no entienden de prudencia?

Sí, ya los sé, exagero; y mi exacerbado mal carácter aflora en el peor de los momentos.

Cada vez que me siento ante esta página, algo perturbador sucede, se declara la huelga nacional, se derrumba el edificio de moneda, rompen vidrios los niños del vecino.

¿Y yo?
¿No puedo ser indiferente?
¡Tengo qué mantenerme ecuánime!

Cuando estoy alterado no hay creatividad, hoy he estado frente a la página en blanco varias horas y sólo salen frases sin sustento.

Vomito estulticias, acometo verbos que se mueren en las teclas, los adjetivos sólo muestran la pereza y tú, mi sustantivo, permaneces callada como alma que no encuentra el paraíso.

¿Cómo decirte que te amo?
Sin parecer plagiario.

¿Cómo decirte que te extraño?
Si acabas de salir para el trabajo.

¿Cómo decirte que me dueles?
Si al hablarte me miras con esos ojos dulces que lastiman.

¿Cómo utilizar palabras?
Si todas las que sé parecen desvaídas.

¿Cómo colocarte velos?
Si el tarasí de Córdoba rompió sus instrumentos.

¿Cómo describirte bellamente al mundo?
Si al mirarte quedo mudo y sin aliento.

Hoy he estado frente a la página en blanco varias horas y no sé como decirte que te quiero.


El sexo de las hadas.

Querida amiga:

Hoy después de pensarlo mucho observo que mi jefe, este al que muchas veces he nombrado asno, y que no tiene, en absoluto, las cualidades técnicas de las que estoy orgulloso; tiene, te digo, una cualidad de la cual carezco.

Si, lo descubrí hoy: es en el más amplio sentido de la palabra, un hombre de contactos y su habilidad social lo ha llevado sin ningún esfuerzo a la posición que disfruta.

Hasta ahora pensé que yo era, lo menos, superior a él y a su raquítica capacidad intelectual, pero descubro que sus habilidades sociales son, con mucho, de mejor forja y calidad que las que a mi me adornan.

No justifico esta molestia que siento contra él, por demás lógica, pero me parece que se basa en mis debilidades y me molesta porque carezco de ciertas habilidades para relacionarme con el mundo. Las bases sobre las que desarrolle mi vida parecen ahora equívocas si vemos los resultados.

Pensé siempre que si desarrollaba mi trabajo callado y sin fallas, sería reconocido y alabado; descubro en cambio que: no sólo no les intereso a las demás personas, sino que soy considerado un bicho raro.

Esas habilidades, tan deseadas por mi; la exactitud, la precisión, el conocimiento y el estudio no son, por mucho, consideradas como de empaque social, las desdeñan los hombres y las mujeres con los que me relaciono.

Me siento solo y en la mayoría de los casos incomprendido; como el filósofo medieval que encontró, al fin, el sexo de las hadas y al tratar de explicarlo a sus pares, estos en loca decisión (para el filósofo) resuelven mandarlo a la hoguera.

Descubro amiga, en fin, que habemos seres con visión periférica en un mundo de ojos nones, de estructuras planas y con melancólicos destinos.

Lo que nos coloca en una posición harto difícil, para no ser tratados como desterrados videntes, en el mejor de los casos o en el peor, anunciados como lunáticos que necesitan con urgencia encierro.

Cuídate y cuida tu lengua, lo que dices puede ser usado en tu contra por personas que no entienden el mensaje o lo entienden y lo consideran peligroso.

Te envío como siempre mis mejores besos amorosos.


Eulógicus

viernes, noviembre 17, 2006

Desde la última comunicación



Querida:


Desde la última comunicación sufro el peso en mi espalda del incontable tiempo, es tal vez, el lapso más lento que me ha tocado vivir, la relatividad (dichoso Alberto) es una constante en la vida; evidente contradicción.

Descubro que casi todo lo que dice la gente (yo incluido) parece contradictorio, ya sea, en el sentido de la frase o, como es costumbre, en el sentido de la vida.

El intenso y casi desbordante camino de la vida es sin lugar a dudas enajenante, si no, como te explicas que todos, o casi, corran sin medida sólo para encontrar la muerte.

Noto en los vecinos (de cualquier clase; de asiento en el transporte, en la espera del doctor o cuando te detiene un semáforo) la crispación de la prisa, el ansia de llegar lo más rápidamente posible a la nada.

Ya intuiste, como acostumbras, mis más recientes actividades; viajé en transporte público para llegar a una feria, visité al doctor (todo está bien, es únicamente el paso del “despreciable” lo que me hace visitarlo) y sí, manejé el auto de mi hermana (por cierto, no te parece extraño (lo menos) que tenga auto y no sepa manejar) para descubrir, de nuevo, que esta ciudad es intransitable.

No pienso dedicar más que una sola palabra a la situación política: mierda (lo siento, amor).

Prometo, en la medida de mis posibilidades, visitarte con mayor frecuencia, pero sabes que un hombre solo y con bastón en este desolado panteón es demasiado apetitoso para los ladrones.


Te amo y no te olvido.

ah

jueves, noviembre 16, 2006

Memoria Errática

Querida amiga:


Hoy amanecí comunicativo y descubro que la memoria es un asunto divertido por provocador y traicionero.

Por la tarde platiqué con mi vecina, y descubrí lo inmensamente anciana que se encuentra; esto no tendría ninguna relevancia (es sólo la constatación del paso del mal hado tiempo) si este pensamiento no me hubiera hecho recordar como era ella hace muchos años cuando yo y mi bigote (porque si lo tengo) no peinábamos canas (vamos, ni siquiera me peinaba, en el estricto sentido de esa acción) y en el más antiguo de mis recuerdos no existía ni el bigote.

Inmediatamente después de ese ancestral recuerdo (y he aquí lo provocador y traicionero de le memoria) recordé a la mamá del que fue, seguramente, mi primer amigo; Fernando.

Y acto seguido sentí (y ese es el verdadero asombro) la absoluta atracción y excitación que me provocaba (a la tierna edad de 8 años) la imagen de esa dama ofreciéndonos de comer, en una de mis primeras salidas fuera del hogar paterno, y como el vuelo de su falda, su silueta contra la luminosidad exterior o las transparencias de su blusa; marcaron mi elaborado fenotipo de atracción femenina y aún, después de más de cuarenta años, hacen que suelte un suspiro amoroso con su recuerdo.

He ahí lo hermoso de cumplir por lustros y no por años.
Y ser perverso desde chiquito.

Besos sin fin.

ah
Este es el inicio de una bella
amistad.