La mañana del sábado pasaba lentamente en el arroyo, las aguas calmas dejan ver el fondo, algo verdoso destella en lo profundo, me zambullo como flecha hasta el fango para tomar este metal de forma recta. Salgo para encontrar una extraña lanceta en las manos.
Creo que es un objeto sacro, que me protegerá de la maldad, que será amuleto ante la mala suerte y lo coloco, colgado, en el espejo del auto de renta que conduzco.
Paseo mañanas y tardes seguro con este objeto, es patente que posee una naturaleza de portento.
A la noche, sube al carro una hermosa mujer que se enamora del metal, me ofrece pasta por él pero no acepto, me ofrece más y no me someto, baja con el enojo alojado en su pecho. No puedo más. La llamo y le ofrezco un trato.
Su cuerpo por el objeto. Su objeto de deseo por el que ahora me consume.
Me ve con ojos alegres y juguetones y hace fuego con un arma que me destroza la cara.
Negrura.
-¡Todo por este objeto de metal que me gustó tanto! -especula la mujer al alejarse del auto con el amuleto.
Arturo Herrera ©
Nota: De nuevo no hay una vocal.
2 comentarios:
No se por qué extraña razón es mejor leerte que escucharte, me gusta la manera en que escribiste este aunque definitivamente me quedó mucho más claro en tinta, como dirían los que escribían a pluma y papel.
Saludos, muy bueno, me sigue gustando tu estilo y la manera en que te gusta ponerte retos como este.
Dear Arthur!!!!
Pasé por este lugar, dejo un saludo, en letras,
Ma. de los Angeles, dejo unos Besos acompañados de Abrazos.
Solo para aquel que no pone vocales,saludos!!!!
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