Te ves al espejo y no reconoces
al extraño añoso que de ahí te observa,
tiene cierto parecido con la imagen
profunda que te representa
y que cumple a lo más;
veinte, treinta, cuarenta.
Te llama tu hijo
profiere inter-sex-iones
y adjetiva profano,
¿Dónde estás? Arcaico y decrépito paterno.
Está en prosa, prozac.
Está difícil, táfil.
Ves hacia abajo; apenas las uñas de los pies,
hacia arriba; y el cuello te molesta,
tus manos; que ya no son las tuyas,
de las parcas son:
deshilan, devanan y cortan los sentidos.
Observas y entornando descubres ya la luz
refulge divertida, invita al interior.
De nuevo,
la ventana de azogue te pregunta.
¿A dónde se fue el bíceps?
¿Y por qué ahora?
La protuberancia está al otro lado,
(protuberancia sí, no consistente)
que al agitar los brazos
el movimiento es contrario y pendulante.
¿A dónde las antífonas?
En su tiempo admiradas
pasaron a escondidas
al frente de tu cuerpo
¿Cuándo? Te preguntas,
el atractivo posterior,
adjetivo sombreado y
sustantivo cónico,
se convirtió en hyper_bola ecológica.
¿A dónde los muslos?
Ciclista abandonado.
¿Cómo? ¡Por Zeus!,
pasaron hasta el cuello
transformándose así en papada cultural
sólo alcanzada tras cien lecturas o más.
¿Y los ojos, dónde?
Que al menos necesitan
tres aumentos distintos:
para encontrar tu mundo,
para encontrar tu cama,
para encontrar tu sitio.
¿Y la estupidez?
Después de tanto usarla
deshecha, en jirones,
rota y recocida.
Esa, mi amigo,
si hiciste la tarea;
se fue alejando al tranco,
se fue alejando al tranco.
Saludos
3 comentarios:
Los años... pienso que cuantos más pasan más se saborea la felicidad intrínseca de todo ¿no te parece?.
Cada cana que me sale la adoro como si fuera un verdadero trofeo...
Un saludo
a los sin cuenta
es como estar en los cincuenta
las canas nada tienen con la edad
relación alguna
ellas son rebeldes
y se dejan ver desde niños a abuelos
las canas
será lo mismo que estar en canado???
muakismuakis
me encantan los juegos de palabras
xau
Recién a los cincuenta soy dueña de mí tiempo y de mí misma.El tiempo y la vida han dejado sus huellas, las cesáreas, las arruguitas, algunas canas. Pero cuando me miro al espejo, me veo yo, yomismísima, y me costó tanto trabajo, ser lo que soy ahora, tanto aprendizaje doloroso, que no lo cambio por una piel más tersa, ni por unas tetas más turgentes,y así estoy por la vida, mimándome haciendo por primera vez lo que me place, amando sin censuras, sin complejos, dueña y señora de mi cuerpo.
A los cincuenta me acepto y me comprendo, me quiero. Y tú Arturo estás guapísimo, vamos dejate de joder¡¡¡ Que más de una quisiera enredarse contigo entre las sábanas, jaja, y hacer resurgir al dragón de fuego que llevás dentro, besos amigos...
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