miércoles, julio 23, 2008

Odisea, el epílogo

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De frente al mar y con las piernas cruzadas sobre el taburete, Ulises observa como las llamas devoran los restos del barco que lo devolvió a su patria. Todos los recuerdos de esos veinte años se consumen en la pira. De frente al mar imagina su nuevo futuro.

Penélope es autoritaria, gobernó con mano firme y la regencia la cambió en lo básico, dejó de ser sumisa para convertirse en mariscal, lo hizo tan bien sin él que logró mantener el reino, de ella, fuera del alcance de los buitres.

Veinte años de lejanía lo hicieron guerrero y marino y a pocos días del regreso, restaurado su poder y el matrimonio siente el escozor en las plantas de los pies, ese prurito que impele a caminar, a zarpar de nuevo, a vivir.

Aplacado el demonio de la venganza, el rencuentro nocturno fue hermoso, ya no recordaba los detalles del cuerpo de su esposa. En el nuevo, las curvas descienden presurosas hacia los íntimos pliegues que resuman humedad, los pechos heroicos, enhiestos y abundantes, la boca jugosa que brinda abrigo y lanza frases incomprensibles en el idioma de la pasión. Son veinte años de sueños y se reconocen como extraños, se arrinconan en la memoria para descubrir a estos amantes extranjeros que se han apoderado de sus nombres y de sus cuerpos.

¿Qué hacer con este sentimiento de pérdida que se acumula como las cenizas en el fondo de la hoguera? ¿Ya no saldrá al mar? ¿Caminará en tierra firme hasta el fin de sus días?

No podrá permanecer mucho tiempo aquí. Ítaca se vuelve, a pocos días del ansiado regreso, un lugar de destierro, un lugar donde yacer fuera del mundo, fuera de la vida, fuera de su ser.

Mañana, mañana partirá a otras tierras, a fundar la historia. Ulises el héroe.

9 comentarios:

lichazul dijo...

me siento ligada a Penélope
será que espero y espero en demasía???

aunque mis finales son otros y algo bizarros para con el Ulises jijijiji

muakismuakis

Anónimo dijo...

Mi infinita convición en la vida de pareja como mejor opción me convidan al final alterno en donde el buen Odiseo (o Ulises, como se le prefiera) reclame a Penélope a vagar en barquito al lado de mas marinos y consortes, Dejando al Telémaco para que se forje con los carroñeros de Ítaca y un día parta el también en busca de aventuras o de mujer a desposar para nevegar con ella... El mar da miedo a muchos y cuando se relaciona con la comúnmente aceptada imagen sicológica de la vida, comprendemos que el mar puede ser mas aterrador y aventurado cuando se viva en compañía de una mujer. Los esfuerzos y las necesidades del hombre en el mar se incrementan cuando hay mujeres a bordo. ¿No sería una odisea más arriesgada, espectacular, maravillosa y aterradora, con veinte años a cuestas y mujeres a bordo? Digo, nomás por pensar epílogos alternos altamente proyectivos, ahí les va el del Doctor Gurma Smith

Arturo Herrera dijo...

Querida Seo, la figura de Penélope es romántica y apreciable, lo que no entendí fue qué es lo que deseas hacerle al malandrín de Ulises.

Buen Doctor ( je, recordé a Asimov), las convicciones son buenos desos, la mía es en sentido contrario; los humanos necesitamos ser gregarios pero no necesariamente emparejados... las pruebas biológicas son contundentes... Somos (como especie) proclives a cambiar de pareja y la represiva sociedad inventa leyes para permitir la propiedad de la pareja. y que yo recuerde la esclavitud se eliminó en México en 1810.

Saludos

Edgar Paul Palacios Reyes dijo...

Vamos a fundar cantinas, a destruir nuestra vigilia
a caminar por damas que otros an caminado
no nos queremos parados
que al mear hacemos charcos...

je je je

yo siempre con mis cosas verdad ja ja ja
pero eso me dejo tu texto je je je

Edgar Paul Palacios Reyes dijo...

Hey!!!! me declaro en sobriedad TOTAL, hasta ver mi link en tu blog!!!!!

Arturo Herrera dijo...

Hermanito, ¡no puede ser! ¿en sobriedad total?
No estás aquí por una lamentable distracción de mi parte (flojera incluida). Pronto, muy pronto, solucionaré el asunto. Mientras tanto levanta tu huelga y digamos salud.

♥ † ♥ [ S♥l ] ♥ † ♥ dijo...

Aaaaaaaaaaay!!!!

Siempre Amé esta historia, es tan romántica, y Penélope siempre fue mi heroína... Firme en su espera, creyendo que su Amor volvería algún día...

Y siempre me pregunté eso mismo, como sería el reencuentro después de tantos años, cómo sería besar los labios de quien porta el nombre de su Amor, pero en un cuerpo distinto... En una persona forjada por los golpes del tiempo...


Ahora me voy a husmear algún otro blog (.=

Saludos!

Ruy Alfonso Franco dijo...

Lo dicho, hoy y hace siglos, ciertos o literarios, el matrimonio es una ítaca cabrona, que se antoja al principio un remanso florido, pero con los años y luego de navegar por otros rumbos al llegar con la esposa todas las naves de la libertad se estrellan en ella..., jejejeje.

Como diría nuestro carnalito Caguas: chingón tu relato maese, metafórico o no.

Arturo Herrera dijo...

Ruy, amigo, por eso siempre se debe tener vigías en el mástil mayor (sin metáfora), para que griten: ¡cuidado con los arrecifes, cuidado (esposa)!
Y así la libertad queda incólume, pero no podemos decir lo mismo del matrimonio.

Un abrazo