viernes, diciembre 22, 2006

Presuntuoso.

Tal vez parezca presuntuoso pero tengo que decirlo, desde hace algunos años, estoy instalado en la felicidad.

Y a pesar de los amores, el dinero, la familia, la política (en estricto orden alfabético) sólo me es posible acrecentarla; cada pequeña parte del inmenso rompecabezas, que es la vida, se encuentra cómodamente en su lugar.

Repaso mis bienes, añoro la aventura, sueño con las metas todavía sin alcanzar y recuerdo, a veces con tristeza, los amores pasados y las pérdidas amadas. Pero todos estos pensamientos me demuestran que hoy es el mejor momento. Sin dudas el mejor.

Me impele la paz y la dulce nostalgia a buscar personas y amigos del pasado, relatarles mi amable descubrimiento de la felicidad, llenarlos con la risa y la alegría; muchos han recibido mi desplante con agudos, retorcidos y amables comentarios, ha sido como hablar con alguien que nos visitó ayer, olvidó su paraguas en la puerta y vino a rescatar palabras y aditamento.

Pero también me he llevado grandes decepciones, el reseco personaje que le parece inmaduro mi comportamiento, la exhermosa que perdió su encanto con las primeras huellas del devenir añoso, el avaro de emociones que sólo ríe de los demás y nunca de si mismo.

Los hay cómodamente instalados en su vida ya que los dolores y pesares están bien entendidos; los que viven a toda carrera en busca de su premio y de su grial, buscadores eternos; los que han hecho del trabajo su báculo y su reino poco amistosos pero muy competitivos.

Los hay perfectamente ateos que rezan pertinazmente sin darse cuenta, los que buscan en lo intangible la respuesta a sus plegarias y lo saben, los materialistas prófugos que robaron parte de su vida, los acéticos del verbo y del entorno, los estoicos que todo lo guardan en la mochila que cargamos día con día y la fanáticos que con gran artificio sólo se convencen a si mismos.

Este microcosmos que conforma mi pasado es imagen del mayor que vuelve desdeñoso a cobrar su renta periodo por periodo. Pero todos estos pensamientos me demuestran que hoy es el mejor momento. Sin dudas el mejor.

El mismo impulso, ahora, me lleva a buscar nuevos amigos y para hallarlos recurro a artificios y artilugios, la era de la comunicación me ha ayudado, los lugares de búsqueda y de respuestas amistosas han sido el lugar de encuentro.

Y pasa lo mismo con los virtuales, los hay amables, dulces, rudos y hasta quijotescos. Y siempre existen algunos sin alma que sólo buscan el abuso y el escarnio; desalmados la rueca sólo deshila en un sentido y si forzan al amor cambiará el ritmo del azar y nadie quiere eso.

Sin importar la latitud, lo que mayormente he encontrado son personas amables y amistosas que describen letra a letra sus expectativas y su experiencia; sus sentimientos, sus alegrías y sus tristezas con los mismos miedos, inquietudes y dolores que en cualquier otro grupo de personas; tenemos exactos, puntuales, desérticos, selváticos, amorosos, poetas, profetas, odiosos, enamorados y rufianes. Como cualquier en lugar, como en cualquier país, como en cualquier planeta.

Y si logro encontrar una o varias almas afines seré más dichoso; el esfuerzo, la búsqueda y tratar de afianzar con alfileres la amistad hasta que se sostenga por sí misma habrá valido la pena y el trabajo.

P.D. La búsqueda va ya muy adelantada; encuentro en el presente y el pasado almas amables, dulces, amorosas para compartir en mi futuro y la cuenta se incrementa día con día.

ah

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