sábado, noviembre 18, 2006

Página en blanco.

 

Hoy he estado frente a la página en blanco varias horas y no sé como decirte que te quiero.

Suena el teléfono y la idea genial que ya venía; se fue sin miramientos.

¿Es qué los banqueros no entienden de prudencia?

Sí, ya los sé, exagero; y mi exacerbado mal carácter aflora en el peor de los momentos.

Cada vez que me siento ante esta página, algo perturbador sucede, se declara la huelga nacional, se derrumba el edificio de moneda, rompen vidrios los niños del vecino.

¿Y yo?
¿No puedo ser indiferente?
¡Tengo qué mantenerme ecuánime!

Cuando estoy alterado no hay creatividad, hoy he estado frente a la página en blanco varias horas y sólo salen frases sin sustento.

Vomito estulticias, acometo verbos que se mueren en las teclas, los adjetivos sólo muestran la pereza y tú, mi sustantivo, permaneces callada como alma que no encuentra el paraíso.

¿Cómo decirte que te amo?
Sin parecer plagiario.

¿Cómo decirte que te extraño?
Si acabas de salir para el trabajo.

¿Cómo decirte que me dueles?
Si al hablarte me miras con esos ojos dulces que lastiman.

¿Cómo utilizar palabras?
Si todas las que sé parecen desvaídas.

¿Cómo colocarte velos?
Si el tarasí de Córdoba rompió sus instrumentos.

¿Cómo describirte bellamente al mundo?
Si al mirarte quedo mudo y sin aliento.

Hoy he estado frente a la página en blanco varias horas y no sé como decirte que te quiero.


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